“En el fondo, usted es una intelectual”, le dice siempre su padre, el ensayista y ex economista de CEPAL Aníbal Pinto Santa Cruz. Y ella siente que en el fondo de ese “en el fondo” hay una ligera decepción paterna. Pero además de intelectual, ella es una actriz potente. Y además sigue afinando su arma secreta que es el humor, lo cual le ayuda sobrellevar su sensación de que en el mar y la tierra la serenidad ya no existe.

Aquí dejamos una parte de ella, donde queda claro que la Priscila esconde algo detrás de los dientes y su dulce sonrisa.

¿Qué virtud suya intentaría que se le reconociera como acto de justicia?

-La capacidad de reír y de convertir en cuentos jocosos casi todas mis desgracias.

¿Disfrutaría si hubiese en Chile playas nudistas?

-Honestamente, ¡siiiii! Siento vocación por el piluchismo al aire libre (a puerta cerrada, jamás), a pesar de rollos y demases.

¿Cuál es para Ud. la perfecta felicidad terrenal?

-Poder parir hijos sin angustia en la guata. Democracia real, profunda y siempre transformándose; sin los postergados de siempre. Reír a carcajadas y disfrutar sin un dejo de culpa. Sentir que a pesar de la muerte, el futuro existe.

¿Qué experimenta cuando la elogian con sinceridad?

-Calorcito por dentro y mucha vergüenza por fuera.

¿Qué comportamiento de la sociedad le resulta incomprensible?

-La pasmosa facilidad para vivir con el horror.

¿Cuál es a su juicio el colmo de la idiotez?

-La implementación en Chile (¿se oyó bien?; en Chile) de la economía de libre mercado.

¿En qué le es grato perder el tiempo?

-Leyendo o haciendo el amor.

¿Suele hablar cuando está sola y nadie la escucha? Si es así, ¿cuáles son sus temas predilectos?

-De porque ocurrió la debacle chilensis de estos años y del grado de responsabilidad que me cabe en ella.

¿Qué le desagrada más de sí misma?

-La inconstancia.

¿Cualidad que Ud. aprecia más en el varón?

-El impulso a tomar, a conquistar.

Descartando las cosas obvias, ¿en qué son, a su juicio, enteramente distintos el hombre y la mujer?

-Yo más bien preguntaría en qué se parecen.

¿Qué situación vivida por otras personas le produce siempre una envidia bajo control?

-“Estuve en París y vi…”.  “Estuve en Roma y vi…” ¡Los viajes!

¿Cosas de Chile que modificaría de inmediato?

-El consumismo desatado, el terror a establecer contacto profundo unos con otros, el machismo, la irresponsabilidad frente al medio ambiente, el egoísmo de las clases dominantes y de la clase media.

Para Chile, ¿qué rescataría de los llamados socialismos reales?

-El no abandonar, como utopía movilizadora, el socialismo.

¿En dónde estaba entre el 11 y 13 de septiembre de 1973?

-Yo era muy joven y me obligaron a quedarme en mi casa. Lloré y me angustié, y detesté el espectáculo de la gente tomando champaña mientras mis compañeros morían. Alimenté y cuidé gente que se refugió en mi casa. Trataba de adivinar la oscuridad que se avecinaba.

El peor defecto que aceptaría confesar aquí (no sea muy indulgente).

-La soberbia, la omnipotencia.

De acuerdo con su experiencia, ¿existe un placer físico comparable el que ofrece la sexualidad?

-La meditación.

Actitud masculina que le saca de quicio.

-Que se hayan quedado pegados en los 14, cuando todo pasa por quien lo tiene más grande.

Defínase respecto a la religión.

– Cada día me conecto más con la divinidad. Siento que estamos en un fluir trascendente, en un cambio luminoso hacia un encuentro de la bondad fundamental como una gestora de todo. Una santa decía: “El camino al cielo es el cielo”.

 ¿De qué modo enfrenta sus momentos de depresión?

-Le pregunto a mis sueños qué pasa y qué debo hacer. Me aquieto y me oigo. Cuando estoy descentrada, tiendo a comer. ¡Muchas veces estoy fuera de mi centro!

De los antecedentes étnicos que reconoce entre sus antepasados, ¿cuál le parece más presente en su personalidad y en sus gustos?

-El ancestro negro. Del cual me enorgullezco.

¡Aterricemos!… ¿Cocinar, hacer el aseo, las compras, lavar y planchar? Escoja.

-Jamás lavar y planchar. Cocinar es una obra de arte.