Huérfana de padre a los tres años, se educó con su madre, una Riccomini; con su nona, y en la Scuola Italiana de Santiago. Esas tres mujeres juntas se potenciaron, y a los 31 años Laura Rodríguez ya fue nominada precandidata a la Presidencia de la República por el Partido Humanista (1988). No tenía edad, votos ni respaldo para tanto, pero ahora como diputada y presidenta del Partido Humanista ha dado mucho que hablar y que hacer a la prensa. Para su actividad política tiene todo el respaldo de  quien la llevó, siendo muy joven, a las ideas de Silo, y que hoy es su marido: Darío Ergas, un ingeniero experto en computación, no italiano sino judío, y por lo tanto, acostumbrado desde la cuna a la mujer fuerte.

Al abrirse el debate partidario en 1988, Lala Rodríguez dio la cara por los humanistas, junto a tres hombres. Ya era ingeniero civil industrial especializada en evaluación de proyectos, titulada en la Universidad de Chile con distinción máxima. Tenía un solo hijo, como ahora, quien parece su obsesión.

Su otra obsesión es la justicia. Destaca entre los parlamentarios que procuran representar a la juventud. Por eso protesta que sólo se pueda ser senador a los 40 años. Según ella (que en abril cumple 35) no tiene sentido imponerle a los electores determinados candidatos seleccionados por la edad. Esos electores deben decidir libremente, con sus votos, si prefieren a jóvenes o viejos como sus representantes.

Alega, pero también es mujer que disfruta, como veremos, a pesar que semanas atrás fue operada de un tumor y ahora lucha con admirable fuerza contra una hemiplejia.

¿Qué es lo que menos le gusta de la vida que lleva?

El congreso en Valparaíso. Los discursos interminables, repetidos y demagógicos. Las máquinas políticas.

Después de varias preguntas light, ¿no sería bueno que nos dijera algo sobre su posición sobre el sexo?

Divierte, y eso ya es bastante.

Cosas del Chile de ahora que modificaría hoy mismo.

La violencia económica. El comandante en jefe del Ejército y todo su presupuesto. La hipocresía. La burocracia.

¿Cambiaría el actual sistema de nulidad matrimonial por una ley aprobada en plebiscito?

Por supuesto. Si existe un 74 por ciento a favor de la ley de divorcio, es evidente. Vox populi, vox dei.

¿En qué cosas concretas advierte usted confusión o crisis moral en Chile?

Yo advierto una “moral en crisis”. La moral que separa esquizofrénicamente lo público de lo privado. La moral que prefiere que nada se sepa porque si algo no se sabe es como que no ocurre. La moral que no acepta opiniones diversas. La moral que cree el sexo es solo para procrear. La moral que no reconoce los cambios. La moral que cree en la libertad humana para elegir entre chicle de fruta o de menta.

¿De qué modo exterioriza sus grandes alegrías? Describa eso con entusiasmo…

Contándolo todo, todo, todo.

¿Con qué automatismos superfluos manifiesta su nerviosismo?

Con no poder encontrar ni el lápiz, ni los cigarros, ni el encendedor, ni el llavero, nada en la cartera.

¿Qué le gusta de la Democracia Cristiana chilena? ¿Qué le cambiaría?

Me gusta que sea una graaan familia. Le cambiaría la forma que tiene para resolver los líos familiares.

¿Qué le gusta del PPD? ¿Qué le cambiaría?

Me gusta la amistad con algunos de sus simpatizantes. Le cambiaría su pragmatismo.

¿Qué le gusta del Partido Comunista de Chile? ¿Qué le cambiaría?

Me gusta la permanencia para defender sus ideas. Le cambiaría el que defiendan siempre las mismas ideas.

De las culturas o etnias que reconoce en sus antepasados, ¿cuál le parece más presente en su personalidad

y sus gustos?

En mis antepasados sólo reconozco seres humanos de distintas latitudes.

¿Qué siente por el Che Guevara?

Alguien que quedó lejos en el pasado.

De la vida matrimonial, considerando su experiencia, ¿qué cosa puede ser la más difícil de llevar armónicamente?

El haber sido formados ambos en un mundo que ya no existe.

¿Qué políticos chilenos la tienen hasta la coronilla?

Solamente los que se oponen a legislar sobre el divorcio y avalar la hipocresía actual

¿Qué modelo humano le atrajo en su juventud?

Ninguno.

De los socialismos reales, ¿qué rescataría para Chile?

El ideal de la solidaridad.

Dicen que la Concertación parece un tanto desmemoriada. ¿En qué aspectos cree advertirlo usted?

Cuando olvida que el carro del triunfo fue empujado por muchos y decide que lo sigan manejando unos pocos.

Defínase frente a la nueva “religión del mercado”, ¿Atea, devota, beata, poco practicante? ¿O encaja en otra clasificación?

Completamente atea. No creo que su dios, el dinero, lo pueda todo, en todas partes y nos ame a todos por igual.

(Laura Rodríguez murió seis meses más tarde, en 1992).