Juan Egenau | “Al animal que más temo es al hombre”

Juan Egenau
“Al animal que más temo es al hombre”

“Soy un orgulloso tremendo, no quiero ser hijo de nadie, quiero ser el Adán de mí mismo, como lo escribió un poeta. Eso dijo para explicar su afán de ser diferente a los otros artistas, y sus ansias de tantear con sus manos caminos nuevos. Y barato no le ha resultado, al menos a su familia. Para el no hay fines de semana ni días de fiesta. Su mujer, Rebeca Pérez Vial, tuvo que dejar tempranamente el arte para ascender a la calidad de madre de cuatro hijos. Y sigue en lo mismo, un poco, quizás, por cierto machismo que Juan Egenau admite con no pocas explicaciones y matices. Ha terminado por confesar que los artistas, en general, “somos personajes difíciles; ególatras, encerrados en nosotros mismos, ambivalentes”. Profesor de la cátedra de Escultura de la Facultad de Arte de la Universidad de Chile desde 1978, su tema es la figura humana. Según el sitio Orfebres su obra ha marcado  en forma significativa el proceso de renovación de la escultura chilena no sólo por haber introducido en Chile la técnica del vaciado de aluminio “a la tierra”, sino también por la profunda impresión que causan sus obras, creaciones de armoniosas líneas y minuciosa factura, que admirablemente logran conciliar la naturaleza de formas orgánicas, con el diseño humano de un mundo tecnológico y mecanizado.

¿Y qué cosas está disponible para confesar este escultor empecinado. Veamos

¿Nunca siente un gozo total, redondo?

-La máxima felicidad se produce cuando uno mismo sospecha que ha logrado algo. Son momentos inefables. Una autosatisfacción enorme por lo que uno hace, aunque la respuesta del público sea negativa.

¿Y qué se siente?

-Se logran una paz y una beatitud singulares. Son momentos estelares en la vida. Uno se siente coparticipe pleno de todo lo que está pasando, y una parte necesaria de la Creación.

Cuente cómo experimenta y maneja su agresividad.

-La experimento con colon irritable y la manejo con pastillas antiácido.

Cuando se halla deprimido, ¿qué recuerdo le ayuda a sonreír?

-El día que tuve que irme de la casa siendo muy joven, a vista y paciencia de todo un barrio, encaramando en lo alto de una carretela increíblemente chica y atiborrada, equilibrando en las manos una tela fresca recién pintada.

¿Cuál es el peor defecto que aceptaría confesar aquí?

-Una tal vez injustificada confianza en mis recursos y capacidades.

De los seres irracionales, ¿cuál le produce mayor simpatía? ¿Cuál mayor temor?

-La mayoría simpatía, en la indolencia bonachona de un perro, sumido en la atmósfera segura de olores y tibiezas que despide su propio cuerpo. ¿El más temido? Sin duda, el hombre sin esperanzas de racionalidad.

¿Qué siente cuando piensa en la muerte?

-Un sentimiento ambiguo; por una parte, la natural angustia ante un proceso desconocido, y por otra, un algo de tentadora curiosidad.

¿Qué actitud juvenil le impacienta?

-La pretensión que su generación es la llamada por el destino para corregir todos los errores acumulados por la Humanidad hasta el momento presente.

¿Cuál es su estado de ánimo con respecto a Chile?

-El de quien presencia en vivo y en directo una suspensión animada.

¿Ha querido morir en alguna etapa de su vida adolescente o madura?

-Sí, cuando había la concreta suposición de que no podría volver a esculpir. Un cambio de rubro a esas alturas se me hacía insoportable.

¿Qué libro le gustaría escribir si usted tuviera todos los talentos?

-Uno que hablara más que con doctrinas de poder e ideologías con una íntima convicción fraterna; más que con remota sabiduría, con amor, y más que con pragmatismo realista, con fantasía e imaginación. En suma, un libro de asimilación simple, natural y gozosa.

Proponga alguna sanción o estímulo para combatir el adulterio femenino.

-Siendo una materia tan compleja como la del adulterio masculino, sólo me atrevo a proponer el perdón.

¿Qué palabras le producen mayor rechazo visceral por vulgares, soeces o relamidas?

– Más que las palabras me produce rechazo el matiz, el tono y la entonación con que son dichas. En otras palabras, el valor agregado de ellas.

¿Qué experimenta cuando lo elogian con sinceridad?

 Un airecillo modesto, pero fresco y oxigenado.

Como buen conocedor, ¿qué cualidad le agregaría a la mujer chilena?

-Que tuviera las piernas un poco más largas.

¿Cuáles son los defectos notorios que usted advierte en la clase media chilena?

-Su afán de incorporar y de mimetizar como suyos algunos rasgos de la clase alta.

¿Cuáles son los defectos notorios que usted advierte en la clase más alta de Chile?

-La fácil adopción de algunos deplorables hábitos del jet set internacional

Fuera de Chile, ¿dónde preferiría vivir?

-En alguna zona rural de la campiña inglesa.

¿Qué es lo que más le gusta de sí mismo?

-La capacidad de readecuarme a los cambios imprevistos.

Obligado a escoger, ¿preferiría la falta de libertad o el exilio?

-El exilio

Cuando usted habla de sí mismo, ¿le duele mucho interrumpirse?

-No, porque mi tartamudez ya me acostumbró a superar ese trance.

¿Qué situación vivida por otras personas le produce siempre una envidia bajo control?

-Cuando pasan a mejor vida sin grandes sobresaltos.

Rasgo de carácter que le ha hecho mayor daño

-Una cierta propensión a creer demasiado en que la bondad es un estado natural inherente al ser humano.

¿Qué virtud suya intentaría se le reconociera como acto de justicia?

-Mi tolerancia.

A quien ve usted cuando se halla solo frente al espejo?

-A un solemne tonto que sigue creyendo en la búsqueda y logros de la perfección.

Nota. Juan Egenau murió  los 60 años en 1987. Ver texto publicado en revista en formato PDF Juan-Egenau