“La novia de todos los hombres chilenos”, como alguien la definiera cuando estuvo al borde de la muerte tiempo atrás, ha pasado momentos muy difíciles en el año que termina. A su separación siguió una depresión profunda, un dolor que se le salía por los ojos. Sólo el amor de sus dos hijos adoptados y el de su madre la mantuvieron con la sensación de que al final del túnel había una luz.

Por fin, ha llegado a la luz.

Contenta trabaja en una teleserie para Canal 13, participa activamente en el movimiento Renovación Carismática y se hace ayudar por una sicóloga cuando lo necesita.

Para encontrarnos con ella fue necesario subir hasta su hermosa casa de La Dehesa, el lugar donde siempre sonríe. Allí nos habló del tiempo que vivió en Israel (su madre es de sangre judía) y de esos dolores que ha empezado a olvidar.

¿Qué cambiaría del modo como la criaron?

Si hubiese tenido un grupo familiar con más sentido del humor, talvez yo habría sido mucho más optimista.

Usted tendrá un fracaso definitivo en lo profesional o en el matrimonio. Diga a cuál teme menos y por qué.

Al matrimonio, por experiencia. Creo que siempre se puede volver a tener emociones crecedoras y buenas.

¿Existe un placer físico igualado al que ofrece la sexualidad?

Si el sexo es amoroso, creo que no habría para mí nada igual.

¿Se siente capaz de dormir en una casa dentro de un cementerio?

Ni muerta.

¿Qué le parece el día domingo?

Me cargan los domingo en general, sobre todo a las siete de la tarde. Nunca me han gustado.

¿Qué haría si un hombre desnudo y desconocido entrara a su casa?

¿Totalmente desconocido?… Lo agarro a balazos y después me desmayo. Ahora, si no es tan desconocido, bueno, podríamos transar, dialogar. Hasta podríamos llegar a un acuerdo justo.

Modelo humano que le atrajo en su juventud.

Gandhi, Los Beatles… Dayán… no sé. Tantos que hicieron camino al andar.

El senador Papi ha dicho que a él le gustan los bailes “donde uno siente lo que agarra”. ¿Cómo los prefiere usted?

Me encanta bailar y cualquier forma me va bien. Depende con quién, a mí también me gusta que me sientan.

Obligada a nacer de nuevo, fuera de Latinoamérica, ¿qué cuna escogería?

Donde haya muchos arcoíris, con miles de unicornios y con el Principito para jugar.

¿Qué sociedad actual le satisface más por la manera como ha solucionado sus problemas sociales, políticos y económicos?

La de las abejas y las hormigas.

¿En qué se parecen Aylwin y Pinochet?

Sólo en el signo zodiacal (sagitario). En lo demás los veo totalmente opuestos.

En su vida cotidiana y durante la mayor parte del día ¿se nota muy feliz, serena, triste, contenta o satisfecha?

Puedo pasar por los cinco estados de ánimo en un mismo día. Depende de las circunstancias. Me confieso muy vulnerable.

¿En qué se parece a sus padres?

Á mi madre en lo flaca y rasgos faciales; a mi padre en la voz y en lo tozuda.

¿Actitud masculina que la saca de quicio?

La arrogancia, la grosería, la grandilocuencia.

Háblenos sobre usted y el sexo.

Mi sexo es algo que yo domino y que uso con amor. Siento que es mi placer íntimo que comparto con quien quiero, por amor. No por necesidad ni deporte; lo cuido celosamente.

¿Qué hace para enfrentar sus momentos de depresión?

Si ha llegado al límite de lo soportable, al Tricalma. Si no, al humor, al positivizar todo y ¡plaf!, cambia.

De los socialismos reales, que parecieran en liquidación, ¿qué cosas rescataría usted para Chile?

Los sistemas de salud, las pensiones de jubilación, la educación gratuita.

(Sonia Viveros muere de lupus el 2003, a los 53 años)