Señor de Sipán
Reyes peruanos de mantel largo
Con exposiciones, tours y banquetes moches, Perú empieza a celebrar los 20 años del descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, la más intacta y rica del Hemisferio Occidental. Su Museo de Tumbas Reales, en Chiclayo, se suma a las filigranas monumentales de Chan Chan, la inquietante Señora de Cao, la Huaca de la Luna y las pirámides de Túcume. Un vecindario de asombros muy al norte de Lima.
Por Luis Alberto GanderatsEn Perú se “está fundando un nuevo Egipto”, afirmó hace poco el diario Clarín de Buenos Aires. Uno de sus grandes periodistas estaba maravillado ante las riquezas arqueológicas descubiertas. Por la misma razón, en estos días pareciera que en muchos elegantes restaurantes peruanos se han olvidado que vivimos en el 2007. Se empeñan en volver al remoto año 250, para celebrar como corresponde los 20 años del descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, ocurrido entre mayo y julio de 1987. Se multiplican los banquetes al estilo de los indígenas moche, que diseñan chefs entusiastas que se hacen llamar mochefs.
Se explica el entusiasmo. Sipán aparece como la más rica tumba indígena encontrada en el Hemisferio Occidental, un hito en la arqueología americana. Porprimera vez fue hallado intacto y sin huellas de saqueos, un entierro real de una magnífica civilización, surgida mil antes que la inca. Entre las riquezas hay lapislázuli de…Chile. En la máscara mortuoria de Tutankamón había lapislázuli proveniente, seguramente, de montañas de Afganistán. El Señor de Sipán tiene lapislázuli originario de la cordillera ovallina, nos dice Walter Alva, su descubridor.
Museo Real patas arriba
Hay algo más que acercan a Sipán y Egipto. El mismo año en que Perú disfrutó de este descubrimiento emocionante, Egipto hizo un descubrimiento indignante: se encontraron 300 piezas de la tumba de Tutankamón…ocultas en el castillo de Lord Carnarvon, quien las sacó del Cairo en forma fraudulenta. El rey moche ha tenido más suerte. Un excepcional museo, Tumbas Reales de Sipán, exhibe todas las piezas halladas en su tumba, con más de 2.000 piezas de oro, incluyendo la de otros personajes del mismo sitio. Se trata de un moderno edificio en forma de pirámide inaugurado el año 2002. Nos sentimos extraños cuando iniciamos el ingreso por el último piso, que se marca como Piso 1. Es un edificio patas arriba. Tenemos que subir por una rampa de más de media cuadra, llegando hasta la cumbre de la pirámide como cuando los moches ascendían a un templo para venerar a sus dioses. En el primer piso se encuentra una monumental réplica de la tumba, acompañada por los restos óseos auténticos. Debido a su poder casi divino, este gobernante fue sepultado junto con ocho personas, al parecer su esposa y dos posibles concubinas, un vigilante sin pies (para que no desertara…), un jefe militar, un portaestandarte y un niño. Cubriendo los huesos de su cara hay curiosas piezas de oro: un par de ojos, una nariz y un protector de la parte inferior del rostro; al lado, dos narigueras. El cráneo descansa sobre un plato, también de oro.
Mediante exámenes de ADN y pesquisas arqueológicas, se ha podido establecer su color de piel, tipo de cabello, pestañas, ojos y otros rasgos distintivos. También se pudieron estimar sus años al morir (edad mediana.) En el segundo piso -dentro de vitrinas blindadas- se exhiben los ornamentos con que el monarca se fue de viaje al otro mundo. Muchos de ellos representan la dualidad y el equilibrio, el poniente y el naciente, la noche y el día, lo puro y lo impuro, la vida y la muerte, todo eso que siendo opuesto, resulta complementario. Relumbran collares de oro o cobre dorado, cascos, cetros, orejeras, brazaletes de oro y plata, y piedras semipreciosas. En un séquito real de Europa no habría más riqueza. Abundan-curiosamente- las conchas del molusco Spondylus Princeps, los mullu, que eran más valoradas entonces que el oro y la plata. Se usaban como moneda de intercambio regional luego de extraerlas del mar de Guayaquil. En el tercer piso se encuentra un sonajero con la representación de Aia Apaec, el Decapitador, temible divinidad de la creación y protector, de aspecto felino, que exigía sacrificios de jóvenes guerreros.
Un instante eterno
El museo se levanta al lado de la ciudad de Chiclayo, en las afueras de
la sencilla villa de Lambayeque. Por razones de seguridad, se decidió no
construirlo en el solitario lugar del hallazgo. El lugar escogido, en cambio,
dispone de protección policial y militar. El museo-mausoleo fue hecho en
concreto armado, sin ventanas, para evitar que la luz dañe las piezas. Así lo
explicó el arquitecto Celso Prado Pastor, quien hizo gratuitamente su trabajo, y hasta pagó de su
bolsillo los 300 viajes que hizo entre Lima a Chiclayo, sin poder evitar que la
inversión total alcanzara a los seis millones de dólares.
Quien defendiera esta ubicación fue el propio descubridor
de la tumba, el arqueólogo Walter Alva (56), hoy director del Museo. Los
visitantes tienen el raro privilegio de poder ver y tal vez conversar con él.
No pueden decir lo mismo quienes visiten la tumba de Tutankamón, pues hace
mucho murieron los británicos Lord Carnarvon y H. Carter. Tampoco los que
lleguen a Machu Picchu: el hawaiano Hiram Bingham, su descubridor científico,
se encuentra bajo tierra hace medio siglo. A Walter Alva, que recuerda el
momento del hallazgo como “un instante eterno que jamás olvidaremos”, le
pedimos que identificara lo más importante de Sipán:
-Los moche eran enterrados con todas sus pertenencias, y la tumba estaba intacta. Lo que descubrimos, entonces, fue nada menos que una síntesis de ese tiempo. No piezas sueltas. Es un auténtico tesoro de información en tecnología, cultura, filosofía, organización social y creencias religiosas. Al despejar la tumba se nos abrió un panorama de esta parte del mundo americano hace 1.700 años.
-¿Y qué tenían de extraordinario los moches para su tiempo?
-Sembraban el desierto, y hace 17 siglos producían más alimentos que los peruanos de hoy. Llegaron a ser muy avanzados en metalurgia, grandes irrigadores. Aquí hubo alta civilización, arte y arquitectura. Ya no hay duda que en Perú, como en México, se desarrollaron algunas de las grandes culturas universales, no sólo de América.
Viajamos de Chiclayo al lugar del hallazgo, la pirámide trunca Huaca Rajada, avanzando entre cañaverales, arrozales y vestigios arqueológicos. El área pertenece a una empresa azucarera. En las faldas y cerros cercanos vemos viviendas restos de fortificaciones que revelan su antigua importancia estratégica. Entre los campos de cultivo divisamos una veintena de estructuras de adobe que debieron ser parte del santuario moche. En la Huaca Rajada y en su vecina plataforma encontramos una multitud de imágenes sorprendentes, cuyo significado hasta hoy se desconoce. El Señor de Sipán guarda silencio. Este año, tras larga pausa, se seguirán buscando respuestas. Los arqueólogos quieren hallar otros reyes ocultos y así prolongar el sorprendente relato de los moche, donde los muertos mandan.
Diálogo con el descubridor
El arqueólogo peruano Walter Alva, autor del hallazgo de Huaca Rajada, conversó con Viajes en el Museo Tumbas Reales de Sipán, en Lambayeque, que él dirige. El diálogo:
-Los ladrones de tumbas estuvieron a centímetros de descubrir el sarcófago del Señor de Sipán, y hoy siguen activos en la región. ¿Qué hacer?
-Formar conciencia. La gente culta debe saber que no se trata de simples huacos desenterrados aquí y de allá, y que muchos coleccionan irresponsablemente como “obras de arte arqueológicas.” Nadie debería sentir que gana prestigio por poseer partes mutiladas de la cultura universal. El que compra tales piezas estimula el saqueo, y lo que hace es ser cómplice de los que están borrando una parte de la historia del Hombre. Nadie puede ganar prestigio con esas coleccione.
-¿Qué importancia tienen los moches o mochicas?
-Siempre tuvieron enorme importancia, pero sólo en el último tiempo disponemos de pruebas indiscutibles. Gracias al Señor de Sipán se amplió lo que se sabía del Perú anterior a los incas. Se hablaba de cerámicas y piezas sueltas halladas en manos de los saqueadores y coleccionistas. Esta tumba nos entrega un trozo extenso de una alta civilización y cultura..
-¿Le parece exacto decir que los moches originaron una alta civilización si no conocían la rueda ni la escritura?
-La rueda y la escritura responden a necesidades de ciertas culturas. La forma de desarrollo moche no necesitó la rueda. Tampoco la escritura. La escritura no siempre es requisito para algo superior. Muy a menudo nace por simples razones comerciales. Basta examinar la cerámica admirable de los moches, en que está “relatada” toda vida cotidiana, lo bello y lo feo de su mundo. El hombre entero. Por la importancia de los moches, en el mundo ya no sólo se habla de la egiptología, sino también de mochicología.
El hallazgo. A principios de 1987 había información alarmante en el área de Sipán sobre saqueos perpetrados por buscadores de tesoros moches, los huaqueros. En mayo se inician cuidadosas excavaciones en Huaca Rajada, una de las dos pirámides truncas situadas junto a una gran plataforma, de unos 1.700 años de antigüedad. En poco tiempo, el equipo del arqueólogo Dr. Walter Alva descubre intactas dos de las más célebres tumbas prehispánicas: la del Señor de Sipán y la de su antepasado, llamado el Viejo Señor de Sipán. El 26 de julio 1987 se confirma que el descubrimiento corresponde a una tumba real. Como nadie conoce la identidad del monarca, es bautizado Señor de Sipán. Sus huesos aparecieron casi convertidos en astillas, y mediante capas de resina acrílica fueron endurecidos. Así se pudo recuperar la osamenta completa, como un fósil petrificado. En Huaca Rajada existen también notables pinturas en los muros, sitios ceremoniales. Un rico entorno cultural.
Huacos parlantes. La cultura moche fue una de las más completas de la América precolombina. Sus fuentes y huacos y cacharros nos cuentan más de su vida que si hubieran escrito con elocuencia. Se ven con meridiana claridad rituales religiosos, sexuales, bélicos, y gastronómicos. También figuras de personajes divinos, sacerdotes, guerreros, con rica descripción. Escenas marinas de pesca y de cacería de venados, en bellos cotos de caza. Dejan constancia de los enfermos, de las deformaciones en el cuerpo humano; de una gran variedad de armas, utensilios, joyas, adornos, ropajes, escenas de danzas, instrumentos musicales. En toda la cerámica universal, ninguna tiene más variedad de temas que la mochica, y hecha sobre pasta muy fina, perfectamente cocida. Excepcionales son los huacos-retratos, muy realistas, los mejores de América. Representan cabezas humanas en múltiples estados de ánimo, oficios y aficiones. Una genuina historia escrita por artistas y artesanos. Conocían las técnicas del bordado, el doble tejido, del brocado, la soldadura en oro, plata y bronce, el engaste en plumas, la joyería y la tapicería.
La cultura moche fue una de las más completas de la América precolombina. Sus fuentes y huacos y cacharros nos cuentan más de su vida que si hubieran escrito con elocuencia. Se ven con meridiana claridad rituales religiosos, sexuales, bélicos, y gastronómicos. También figuras de personajes divinos, sacerdotes, guerreros, con rica descripción. Escenas marinas de pesca y de cacería de venados, en bellos cotos de caza. Dejan constancia de los enfermos, de las deformaciones en el cuerpo humano; de una gran variedad de armas, utensilios, joyas, adornos, ropajes, escenas de danzas, instrumentos musicales. En toda la cerámica universal, ninguna tiene más variedad de temas que la mochica, y hecha sobre pasta muy fina, perfectamente cocida. Excepcionales son los huacos-retratos, muy realistas, los mejores de América. Representan cabezas humanas en múltiples estados de ánimo, oficios y aficiones. Una genuina historia escrita por artistas y artesanos. Conocían las técnicas del bordado, el doble tejido, del brocado, la soldadura en oro, plata y bronce, el engaste en plumas, la joyería y la tapicería.
Chiclayo. La ciudad de Chiclayo, capital del departamento de Lambayeque, se ubica a 770 km. al norte de Lima y a 509 km al sur de la frontera con Ecuador. El lugar del hallazgo de la tumba real del Señor de Sipán está 28 km al interior, cerca de la Cooperativa Pomalca, junto al poblado de Sipán. El aeropuerto de Chiclayo se encuentra a 5 minutos del centro. Una red de buses la une a la bella ciudad de Trujillo, con la cual forma una zona arqueológica y turística de valor universal.
Otras visitas importantes. A pocas cuadras del Museo Tumbas Reales de Sipán, en el pueblo de Lambayeque, se encuentra el Museo Brüning, con una de las más importantes colecciones de orfebrería de oro en América, que incluye piezas de culturas desarrolladas en la región hace 4.000 años. Muy recomendable es una visita al valle chimú de las pirámides de Túcume, 33 km al N. de Chiclayo. La estructura mayor tiene 700 m de largo y 280 de ancho y 30 de altura. También es importante Sicán, más joven que Sipán, a 18 km. Conserva estructuras piramidales de los siglos VIII al XII. (Ver reportaje “La misteriosa Señora de Cao”, en Viajes 91, del 31 de diciembre de 2006.)
El menú de Sipán. Los dibujos de los huacos
moche nos muestran cómo hace 2 mil años saboreaban erizos, langostinos,
langostas, pavas de ala blanca, venados andinos, muchas variedades de patos
salvajes, caracoles de tierra, ancas de rana, cerdo silvestre, camarones de
río, pescados y especies marinas secadas en sal: lenguados, corvinas,
palometas, sardinas y pejerreyes, tortugas marinas, calamares, pulpos,
cangrejos, conchas blancas y negras, meros, bonitos, cojinovas y cabrillas,
lisas plateadas y tollos. Eran muy
importantes el zapallo, el tomate silvestre, los porotos, choclos, yuca, papa,
camote, ajíes y rocotos; chirimoya, lúcuma, tuna, fresas silvestres. Cocinaban con sal, menta y
pimienta de molle. Sabían de mieles y dulces, del maní y sus alegrías se agrandaban
con la chicha.
Gastronomía popular en Chiclayo: Seco de cabrito, tortilla de raya, pescado con huevo, arroz con pato,
chirimpico (vísceras guisadas) cebiches con mariscos, yuca y camote. El Señor
y los mochefs. En Lima sobresale un
restaurante que se ha especializado en comida indígena, llamado Brujas de
Cachiche, y que ofrece “Los banquetes del Señor de Sipán”, preparados
por sus “mochefs.” Bolognesi 460, Miraflores. Tel.446-6536
www.brujasdecachiche.com.pe