Raúl Alarcón
“Quiero ser jefe del Ejército”
A este músico y profesor normalista nacido curicano en 1945, le gusta autorretratarse:
A los 45 años, de joven conserva la figurilla. Su fórmula es muy sencilla: “Usar todos los años juntos es cosa de pelotilla”. Después de Pinocho se puso más palomilla y quiso en el parlamento ser de la pandilla, pero los votos le llegaron no más la rodilla, y él, por sus ideas, puso la otra mejilla. Empujado por Silo -¡qué maravilla!-, volvió a cantar a los lolos y antiguas chiquillas. También cobra unos pesos en ventanilla, pues para mantener a sus hijos y a su costilla (va en la tercera de su seguidilla), las ve bien amarillas. De él, ahora, hay poca comidilla. ¿Le dio alfombrilla o culebrilla?
¿De qué se disfraza cuando se viste?, le peguntamos al inconfundible Florcita Motuda
De sabio loco, descuidado, lúcido y en eterno aprendizaje, para tener siempre el derecho al acierto y al error.
Obligado a nacer de nuevo y fuera de Latinoamérica, ¿qué cuna escogería?
Nacer como Florcita Motuda en la Unión Soviética. Claro que en Occidente me reconocerían por mi nombre: Florbachov.
De todas las cosas que ha hecho, ¿qué le ha producido mayor satisfacción?
Ponerme la banda presidencial el verano del 87 en el escenario del Festival Internacional de Viña del Mar y encabezar la oposición musical a la tiranía.
¿Cómo son sus relaciones con el sentimiento de culpa?
Ni ahí… Prefiero la moral de la “doble reparación”. Es más activa, más reivindicatoria, más digna y más humana. La otra moral, la culposa, no sirve un carajo; solo inmoviliza, pues el sufrimiento nunca ha sido útil al desarrollo humano.
¿Hay cosas que le faltan a su personalidad? ¿Qué le sobran?
A mi personalidad le falta “humildad” y le sobra inteligencia.
¿Qué ha ganado la humanidad teniéndole a usted?
Una magnífica oportunidad de graficar en Florcita muy buenas y apreciadas actitudes humanas: espontaneidad, soltura, fluidez, alegría, irreverencia y un alto sentido del “deber”, o sea, hacer lo que se le antoja.
¿Cómo definiría sus relaciones con la religión?
Como inquisitorias y biodegradables.
¿Reforma a la que más aspira?
La libertad para creer o no creer en Dios… en la inmortalidad… en el Viejito Pascuero.
¿Su relación personal con el odio?
Distante, pero sabrosa.
¿Su peor defecto?
Soy celoso. ¿¡Y qué!?
¿Ha llorado frente a su pareja en momentos de conflicto?
A veces. (¡Qué plancha).
¿Su mayor curiosidad?
El tema sexual en los sacerdotes.
¿Se atrevería a probar drogas que alteren la conciencia, con el propósito de conocer su propia reacción o una eventual ampliación de sus facultades?
Me atrevería si me aseguran que no hay efectos secundarios ni producen acostumbramiento. No soy partidario de “tomar el cielo por asalto”. Prefiero disfrutar paso a paso el proceso de convertirme en “el gran místico de la carcajada”.
¿Se siente capaz de dormir en una casa solitaria dentro de un cementerio?
Ni cagando.
¿En qué le parecen enteramente distintos hombre y mujer?
Hoy la mujer posee el mejor sistema nervioso del planeta. Ellas están en la delantera. La mayoría solteras o separadas, pues hay muy pocos hombres a la altura (yo estoy comprometido).
¿Lo que más le gusta de usted?
La forma suelta con que me expreso. Esta da la opción de que me escuchen o me degraden, considerándome loco. Doy esa libertad de opción.
Hoy la mujer posee el mejor sistema nervioso del planeta. Ellas están en la delantera. La mayoría solteras o separadas, pues hay muy pocos hombres a la altura (yo estoy comprometido).
¿Lo que más le gusta de usted?
La forma suelta con que me expreso. Esta da la opción de que me escuchen o me degraden, considerándome loco. Doy esa libertad de opción.
¿Qué libros han influido sobre usted, fuera de los religiosos y clásicos?
Los de Silo: Humanizar la Tierra, Contribuciones al pensamiento y Experiencias guiadas. De Ortega y Gasset, Miedo a la libertad; de Paper, Desafío a la mente, y de Nietzsche, Así habló Zaratustra.
Idealmente, ¿en qué cargo se sentiría empleando a fondo sus capacidades, satisfaciendo sus ideales y colmado de entusiasmo?
Como Comandante en Jefe del Ejército. No se imagina las cosas que haría ¡y con qué entusiasmo!
¿Cree que el mundo será mejor o peor dentro de un siglo?
Será mejor, pues la intención de solidaridad que detonó el proceso del socialismo, aunque derivó en colectivismo, y la intención de libertad que detonó el capitalismo, aunque derivó en individualismo sin sensibilidad, están próximos a construir juntos un nuevo orden, donde coexistan solidaridad con libertad personal. Esta ecuación empieza a dar sus primeros frutos con la perestroika y con la idea del cambio social y personal simultáneos. A esto le llamamos “nueva sensibilidad”.
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