Por decisión del alcalde de Santiago, Patricio Guzmán Mira, será retirado de su actual emplazamiento en la Alameda de Santiago el “monumento” de la empresa automotriz Renault, inaugurado el 16 de marzo último. Se ignora el destino que se le dará al rombo, pero Guzmán Mira aseguró a Revista del Domingo que, de ningún modo, será colocado en plazas, avenidas u otros lugares públicos, en calidad de monumento.

La denuncia de Revista del Domingo dio origen a un acuerdo del Consejo de Monumentos Nacionales en el sentido de solicitar al alcalde que entregara los antecedentes legales de que dispuso la Municipalidad de Santiago para permitir su erección.

El Consejo envió la semana pasada un oficio al alcalde advirtiendo que la construcción aludida infringe la Ley N”17.288, de 1960, sobre erección de monumentos, y que  -eventualmente- cualquier particular podría solicitar a la Justicia Ordinaria su demolición. El oficio llevaba la firma del vicepresidente del Consejo, Enrique Campos Menéndez.

La primera autoridad municipal, en vista de la ilegalidad del monumento, hecho que desconocía por haber llegado al cargo pocos días antes de su inauguración, decidió asumir la responsabilidad de ordenar su retiro de la Alameda, con consulta a la empresa afectada, la cual públicamente solicitó levantar el rombo.

ANTECEDENTES DESCONOCIDOS

El director de Revista del Domingo entregó a Guzmán Mira otros antecedentes que debilitan la tesis ya débil de que dicho rombo tiene una especial dignidad artística. El propio diseñador que contrató Renault para realizar dicho rombo en Santiago ha dicho que el autor de la obra original es el padre del op-art Victor Vasarely. 

Revista del Domingo consultó a Vasarely, quien precisó telefónicamente desde París:
-Categóricamente, no es obra mía. Fue pedida, como un trabajo comercial, a mi hijo Yvaral Vasarely, por la compañía Renault. No he tenido ninguna participación en eso.

Revista del Domingo comprobó también que el llamado “monumento Renault” debía ser retirado en un plazo de cinco años, pues así lo estipulaba el contrato que dicha empresa firmó con la Municipalidad de Santiago. Resulta de toda evidencia, por lo tanto, que se trataba de un sui géneris aviso publicitario y no de un monumento.

Previa autorización del Consejo de Monumentos Nacionales, la empresa Renault proyecta financiar ahora la erección en ese lugar de un monumento a una personalidad chilena, en reemplazo del rombo.

Se ha puesto así punto final a un episodio ingrato gracias a la actitud enérgica de la opinión pública, del Consejo de Monumentos Nacionales y del propio alcalde Patricio Guzmán, quien demostró tener un ejemplar respeto por las leyes y la flexibilidad que requiere el ejercicio de la autoridad.