Patricio Contreras |  “Fronterizo entre Chile y el amor”

Patricio Contreras
“Fronterizo entre Chile y el amor”

Publicado el 23 diciembre 1991

“Cuando se trata de calificar la interpretación de Contreras la adjetivización se empobrece. El suyo es uno de los mejores trabajos actorales del año, el más complejo, el más brillante que este cronista pueda recordar este año”·, escribió un severo crítico argentino cuando se estrenó en Buenos Aires la obra Muerte accidental de un anarquista. Y el día en que estuvo en Barcelona junto a su mujer y a otros dos actores argentinos, un crítico de El País invitó a su público a ver su interpretación del grupo “y sabrán lo que es una lección de teatro, del mejor teatro”.

“Enchúfate, pues tonto huevón” le escuchamos decir por Canal 13 de Buenos Aires, sin arrugarse ni provocar escándalo alguno. Es que Patricio representaba a un chileno, El buscavidas, que hablaba como muchos de nosotros cuando queremos ser directos y estamos en confianza. Para

los argentinos no había motivo de escándalo por el lenguaje, y, al contrario, Contreras ya gozaba de una saludable popularidad en toda la región del Plata.

Su nombre sigue creciendo. Ha actuado junto a Jane Fonda y Gregory Peck en Gringo viejo, y bajo la dirección de Luis Puenzo en la cinta premiada con el Oscar, La historia oficial, primera en América Latina. Ahora está presente en la hermosa producción chilena La Frontera, que ha asombrado a todos.

Queda cada día más atrás su época de niño criado en la cuadra 19 de la calle San Diego, educado en el Liceo 6 de San Miguel y que se inició en el Ictus, sin muchos estudios formales de teatro.

Enamorado y marido de la gran actriz argentina Leonor Manso, seguramente no volverá a Chile. Ya es medio argentino, y con razón. Llegó casi por casualidad por esos lados al comienzo del régimen militar chileno, y fue encontrando sucesivamente un hueco para trabajar, un espacio para sorprender, canales para hacer reír, escenarios aptos para sus papeles dramáticos, y finalmente la fama, el éxito y el amor a toda orquesta.

No le fue fácil convencer a Leonor Manso (independiente y separada), pues él ya gozaba de “un sólido mal prestigio en Buenos Aires detrás de mi condición de extranjero solitario”. Ella lo dice más claro: “Tenía fama de mujeriego y de veleta”.

Pudo más el amor.

El humor.

Hoy dan vida a un hermoso hogar instalado en un departamento que ellos arreglaron a todo costo, y parece que Patricio Contreras tiene la intención de pasar a la historia de nuestro cine con diploma de honor expedido en Argentina.

Este sagitario de 44 años trabaja en serio, aunque no siempre se toma en serio. Lo pudimos comprobar conversando en su casa de Buenos Aires.

“Las mujeres se visten para que las miren las otras mujeres; adornan sus casas para asombrar a las otras mujeres. Si no existieran las otras mujeres, las mujeres serían excelentes…” Así ha escrito Paul Corey. ¿Qué cree usted, Patricio Contreras?

-Yo creo que Corey era un poco maricón. ¿Es?

¿Cualidades y defectos de la clase más alta de Chile?

Cuando están borrachos hablan insoportablemente alto. ¿Cualidades? Bueno, en la misma condición eructan un poco más alto.

¿Y de la clase media?

Cuando están sobrios hablan extremadamente bajo. ¿Cualidades?… En la misma condición eructan un poco más alto.

¿Cómo lo ven los adolescentes?

A esta altura, ya un poco latero.

¿Qué es para usted el infierno?

El hambre.

¿Qué es lo que más detesta?

El fanatismo.

¿Su peor defecto?

La sinceridad.

¿En qué condiciones se le haría casi intolerable vivir?

Sin un buen baño.

¿Qué cualidades le agregaría a una pareja si ya descubrió que es honesta, inteligente y bonita?

Humor, ardor y una buena dote.

¿Profesiones más distantes de su vocación?

La soldadura eléctrica, la odontología, la tortura.

¿Qué acumula en su vanidoteca?

Premios, naturalmente.

¿Qué le producen los desnudos al estilo Playboy?

Una profunda tristeza.

El programa de vida feliz apenas ha variado a lo largo de la historia, dijo Ortega. Ensaye, por favor, una síntesis de su programa.

No estoy de acuerdo con Ortega y Gasset. La fama, por ejemplo, es un valor relativamente nuevo. No tendrá más de cinco siglos. Y es muy probable que en Occidente la mayoría aspire a ser famoso como sinónimo de felicidad. Ensayar “una síntesis de mi programa de vida feliz” como usted me pide, me deprimiría.

¿Qué le ocurre con el domingo?

Me parece triste, solitario y final.

¿Su mejor edad?

La de piedra.

¿Con quiénes ha dado sus más profundos bostezos?

Con los autores teatrales que te cuentan su próximo argumento.

¿Usted habla solo?

No. Eso solo lo hacen los locos.

¿Qué siente frente al mendigo?

Avaricia.

¿Qué hacemos con su cuerpo cuando se muera?

Plánchenlo y guárdenlo en el ropero.

¿Con cuál de los siguientes pecados capitales es más comprensivo: soberbia, lujuria, avaricia, envidia?

Con la envidia.

¿Usted es más chileno o argentino?

Como actor, soy un producto argentino. Pero uno no puede dejar de ser chileno.

¿Cómo son sus relaciones con la religión?

Divinas.

¿Actitud de las mujeres que lo sacan de quicio?

La facilidad con que a uno lo tratan de imbécil.

¿Cómo fue la estrategia para conquistar a su mujer?

Una larga persecución. Casi tres años. Ella me daba y me quitaba lienza. Estuve dispuesto a irme de Argentina. No tenía sentido quedarme aquí si ella no me aceptaba.

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