La Peña de los Parra
Militares condenan refalosa. Folklore y polémicas en la Peña de los Parra.
Por Luis Alberto GanderatsLa pieza es alta y grande. Una vieja red de pesca cuelga extendida desde el techo. Parece una inmensa telaraña o una trampa que quisiera cerrarse y atrapar a la gente. De las paredes, sin concierto alguno, cuelgan girasoles secos, un cuadro que representa un entierro, plantas marinas y un charango, instrumento nortino hecho a base de un quirquincho y diez cuerdas. Varias mesas rústicas y otras tantas damajuanas que sirven de palmatorias, completan el decorado.
Todo está a media luz.
Es la primera peña folklórica de Chile, inaugurada hace poco por los hijos de Violeta Parra, en la tercera cuadra de la calle Carmen de Santiago.
–Todo lo hemos hecho a pulso, aquí en la misma casa– dice Ángel Parra-. No tengo capital. Algunas cosas me las trajeron mis amigos. Nuestra intención es que esta peña sea tribuna para intérpretes y compositores jóvenes.
Violeta Parra está tentada por venir a conocer la obra de sus hijos.
–Mi mamá está haciendo pintura y se encuentra ahora en Ginebra, donde vive con su marido suizo-francés- dice, mientras Isabel Parra y Rolando Alarcón cantan para el público que llena la peña, haciéndose acompañar con bombo y charango.
Cruzando la pampa
la mujer del minero
sus pies sangrando.
Por qué llora el minero
voy preguntando.
–Ustedes siempre cantan a lo social. ¿Por qué?
–Los folkloristas tradicionales, que crean e investigan en los cafés santiaguinos, siguen en el siglo diecinueve. Ellos dicen que nosotros no hacemos folklore, que nuestros instrumentos no son auténticamente chilenos. Pero veo con orgullo que estos instrumentos cada vez son adoptados por nuevos y mejores conjuntos. En cuanto a los temas cantamos a lo de hoy, al amor, a lo social. Alegre o no, cantamos a lo que existe, a lo que mueve al mundo.
-¿Es escéptico?
-No, soy cristiano. Si no creyera en ese ser superior no podría componer. Es mi alimento espiritual.
Una mafia
Un ritmo nortino, con la voz clara de Isabel Parra y la cálida de Rolando Alarcón, llena la pieza, antigua y algo destartalada, con la alegría y la pena de las canciones de la zona salitrera.
La quena (flauta nortina), una guitarra y una caja acompañan a los artistas. El pequeño público de 60 personas toma vino tinto en gruesos vasos de vidrio (“sólo dos copas en la noche”). Hay muchos aficionados a la música y los infaltables snobs con cara de intelectuales.
Luego canta Patricio Manns, un joven periodista aficionado a los temas folklóricos. El ambiente es informal, casi íntimo.
-No quiero agrandar el local para que no se desvirtúe mi idea de hacer algo más folklórico que comercial- dice Parra–. A los 18 años partí a Europa con mi madre y me hermana Isabel. Allí empecé a cantar. Tres años después regresé para quedarme definitivamente en Chile, y cultivar nuestra música. Cuando volví, hace un año, traía la idea de instalar esta peña. Por fin ya está en marcha. Rolando Alarcón canta especialmente refalosas
La refalosa es baile y música de salón, muy popular en la Colonia, en la que se mueven los pies arrastrándolos por el suelo.
Agrega Ángel Parra que Kiko Alvarez compone y canta ritmos nortinos, como el cachimbo, que entre los quechuas del extremo norte de Chile sólo lleva música y no canto. Además compone y canta trotes, también nortinos. Parra dice que prefiere los parabienes, música que se toca en los matrimonios de la zona central. Algunos tienen sabor social:
…Que al pueblo le faltan las fuerzas,
lo que le falta es el pan.
-¿Qué influencias ha tenido la música que ustedes interpretan?
–Mi madre descubrió muchos ritmos e instrumentos, especialmente en las fronteras con Perú y Bolivia, y en algunos lugares fronterizos del Sur. Varios instrumentos que nosotros tenemos y que hemos incorporado a nuestro repertorio, se hallan casi desaparecidos. Nuestra labor es recuperarlos para el folklore de Chile. América está muy europeizada en casi todos los aspectos de su cultura, y por lo menos debemos conservar su folklore, que es rico y hermoso. Nuestra música es relegada a un segundo plano por las casas grabadoras, que ejercen una verdadera dictadura sobre el ambiente artístico, y corrompen el gusto de la juventud. Las radios les ayudan a cometer el crimen. Es una verdadera mafia.
Guerra al pacifista
La peña y sus animadores se han visto envueltos últimamente en una curiosa y a ratos áspera polémica. Rolando Alarcón, profesor de la Escuela José Abelardo Núñez, compositor e intérprete, y el segundo comandante del Regimiento Arica de La Serena, Joaquín Prieto García -padre de ocho hijos- , han cruzado opiniones con música y en verso.
Mientras Parra habla con La Voz, Alarcón canta lo que él llamó -sonriendo- la chispa que encendió la controversia: La refalosa del soldado.
Adónde vas soldado,
adónde vas,
a una lucha sin cuartel.
Anda y lucha por la paz,
ya no es tiempo de guerra,
es tiempo de libertad.
Fue grabada por el conjunto de Las Cuatro Brujas, que acaba de disolverse, y constituyó un gran éxito de venta y de público. En la Peña de los Parra se ha cantado mucho. Pero el comandante Prieto, tan amigo de las estrategias militares como de las pautas de música, se sintió doblemente obligado a responder al desafío que vio en esa canción, y compuso otra refalosa, que tituló La respuesta del soldado. Fue grabada por el conjunto Los de Santiago, integrado por dos estudiantes de Derecho de la U. de Chile y dos de Dibujo. El duelo-polémica gustó a los disc jockeys y los oyentes empezaron a pedir La Respuesta.
Adónde voy me preguntas,
adónde voy,
a defender a mi patria,
porque soldado yo soy,
a formar los batallones
glorias de ayer y de hoy,
a ver flamear mi bandera,
de la que orgulloso estoy.
Alarcón, joven y apasionado, recogió el guante. Una nueva refalosa, ritmo que cultiva con arte, vino a echar más carbón a la hoguera. Dijo a La Voz:
–Mi contra respuesta es un canto a la paz y no a la guerra, como la del comandante Prieto. La titulé Escuche usted, general. Es el reproche de la madre de un soldado muerto.
Grabada por los hermanos Parra. Hubo reacciones distintas. Altos oficiales llamaron a una radio indignados, acusando poco menos que de delito de lesa patria. Otra emisora, por prudencia, resolvió no incluirla en sus programas. El comandante Prieto García ya empezó a preparar la respuesta a la contra respuesta de Alarcón, que en su parte más polémica dice:
Yo no criaba a mi hijo
para que fuera soldado,
él bailaba refalosa
y trabajaba el arado.
Escuche, usted general,
tres palabras nada más:
La vida de este soldado
ya no se puede pagar.
Escuche, usted, general,
el dolor que me dejó,
yo le hablaba de la paz
pero usted lo traicionó.
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