La Lorena toma del brazo
Contento, un uruguayo nos cuenta su fiesta viajera de hace pocos días. Estando en París, dudaba entre ir a la vecina Disneyland, o tomar un nuevo tren, récord mundial de velocidad. Gracias a una oferta por Internet, a mediados de junio, y por sólo 18 euros, se subió al TGV. En 90 minutos llegaba a la Lorena. (Nosotros tardamos casi el doble sobre un tren convencional.) Inaugurado el 9 de junio, tiene ahora el récord mundial para un tren comercial: 320 km/h, velocidad de crucero. Este máximo lo alcanza 10 veces al día, muy cerca de París y de la carretera que lleva a Disneyland. Su nombre completo es TGV-Est Européen.
Pero la Lorena le regaló a mi amigo uruguayo un placer fuera de programa: Metz, su capital, vivía hasta hace pocos días fuera del turismo masivo. Ahora, gracias al TGV ha quedado en red, más cerca de Alemania, de Suiza, de París. Y al caminarla, se encontró riquezas que el mundo recién empieza a descubrir. Lorena lo agarró de un brazo, no le dejó seguir viaje. Fueron tres días de sorpresas. Inesperada es su gente, desde luego, y su arquitectura monumental. En ellas conviven armoniosamente lo francés y lo alemán, a pesar de conquistas y reconquistas. La última ocurrió ayer no más, después de Hitler.
Su impresionante estación es herencia del Kaiser, construida cuando Lorena fuera conquistada por Alemania. Está llena esculturas de guerreros, de gente común en tareas cotidianas. Parece catedral. Y la propia catedral, St.Étienne, fue llamada “la linterna de Dios” por sus enormes vitrales. Es ciudad verde. Cada habitante tiene 25 metros cuadrados de parques y jardines. En su nuevo barrio futurista del Anfiteatro comienza a nacer el Centro Pompidou-Metz. En él, desde el próximo año, Pompidou-París compartirá -por turnos- lo mejor de sus colecciones. También Metz sigue de cerca a París en su gran feria de anticuarios del Palacio de Exposiciones. Miles de coleccionistas ansiosos llegan de todos lados a rastrear joyas, cuadros, vajillas, instrumentos, pastas de vidrio. Trozos de historia mestiza. Y ocurre algo que también debiéramos imitar: quinientos vecinos, distintos cada vez, pueden instalarse a vender sus objetos personales, compitiendo con los anticuarios. Sábado es siempre el día de la feria. Las fechas próximas son: 7 y 21 de julio, y 4 de agosto. En invierno, una vez al mes. Hay que ir a Metz. Tiene más lecciones para regalar y el TGV nos lleva corriendo.