Gloria Simonetti
Una geisha prematrimonial
Su abuelo Antonio Simonetti, ayudante de carpintero, llegó a nuestras costas cuando Chile se desangraba en la Guerra Civil de 1891. Poco después, curvando sus espaldas, renovó por completo el parqué del Palacio de La Moneda. Lo hizo con sus propias manos.
Hijos suyos -que sólo pudieron estudiar algunos años de educación básica- crearon dos de las más importantes empresas privadas chilenas: Madeco y Mademsa. Se habían iniciado a los 12 y 13 años en un taller de gasfitería. Américo fue primero el niño de los mandados y encargado del aseo. Su hermano Aurelio parchaba ollas y hacía pequeñas piezas metálicas.
Estos tres Simonetti dieron prestigio al apellido.
Sus descendientes le dieron notoriedad. Américo como campeón de equitación, y Gloria ganándose todos los premios a los que puede aspirar en Chile un intérprete de música popular.
A ella la hemos conocido por 17 años como artista de voz excepcional y gran intérprete. De carácter más bien melancólico -por épocas algo sombrío-, no asume nunca actitudes de modestia fingida ni es tampoco de esas palomas que se creen el Espíritu Santo. Una mujer no siempre comprendida, tal vez porque el fondo de su corazón (“que en todos se halla más lejos que el fin del mundo”) lo deja ver muy bien cuando canta, pero no siempre cuando habla.
En su estable segundo matrimonio ha descubierto plenamente una alegría de vivir. Y ella lo dice con simplicidad, sin poses, sin palabras arrebatadas al diccionario. Y de ese mismo modo se sometió a nuestras preguntas para hacer su Autorretrato.
¿Cuál es el personaje de TV que menos tolera?
-Son varios. Siempre tengo a mano el control remoto.
¿Qué actitud femenina la saca de quicio?
-La de las feministas. Pienso que podemos tener las mismas posibilidades, aunque dejemos un pequeño margen para ser dominadas.
¿Qué contribuye más a la unión matrimonial?
-La fidelidad.
El rasgo de carácter que le ha hecho mayor daño es…
-La franqueza.
¿A qué hombre chileno considera usted buenmozo?
-A mi marido.
¿Qué hombre famoso logra perturbarla?
-Frank Sinatra. Y en Chile, el entrevistador.
¿Qué siente frente a la homosexualidad?
-Estamos clasificados en hombres, mujeres y homosexuales. Es una rama más para mí.
¿Qué es lo más injusto que se le ha dicho?
-Que era “la niña bien que canta” y no “la niña que canta bien”.
¿Qué gustos de señora bien se da Ud.?
-Mi casa.
¿Qué rasgo físico suyo le incomodaba en la niñez?
-La nariz.
¿Su mejor edad?
-Los 24 años.
¿Cómo siente que la ha tratado la vida?
-Muy bien.
¿Qué virtud suya intentaría que se le reconociera como acto de justicia?
-Mi calidad.
De lo dicho contra Ud. ¿qué le ha hecho más gracia?
-La opinión de los Yves Saint Laurent chilenos sobre mis gustos para vestir.
¿Qué le enfurece?
-La mentira
¿Hay algún error cometido que usted no se perdona?
-Me he perdonado mis muchos errores.
¿A quién le quitaría el uso de la palabra temporalmente?
-A los politiqueros y a los dueños de la verdad.
¿Y su estado de ánimo respecto al Chile de 1984?
-Tranquila.
¿Qué canción puede interpretar por años y sin cansarse? ¿Por qué?
–Nuestro tiempo terminó, de Luis Advis. Dice bien las cosas y su música es perfecta.
¿El mejor intérprete popular de todos?
-Frank Sinatra.
¿Le habría acomodado otra época para vivir?
-En la maravillosa época de La maja desnuda.
¿En qué suceso le habría gustado participar?
-En cualquiera con suspenso, con acción: Guerra de Secesión, Imperio Romano, alguno con Mata-Hari.
¿Cuándo se siente perdiendo el tiempo?
-Cuando no me siento viviendo el tiempo.
-¿Su peor defecto que reconocería aquí?
-La gula.
Defínase en una palabra.
-Honesta.
Cuando se halla deprimida, ¿qué recuerdo le ayuda a sonreír?
–Mis depresiones son tan breves que no me dejan tiempo para recordar nada.
¿Qué siente cuando piensa en la muerte?
-Una extraña conformidad. Antes me producía miedo.
¿Por qué siente mayor curiosidad?
-Por saber cómo me voy a encontrar otra vez con mi papá.
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