“¡Miren la maldad que me hicieron!, se queja cuando alguien le interroga sobre su vida de alumno interno en un colegio de Temuco. Esa es experiencia se le ha grabado en la piel del alma. Y por eso probablemente, resulta tímido e inseguro, a pesar de su admirable desenvoltura en los escenarios. Vive a dos dedos del escepticismo sin remedio, víctima de avalanchas depresivas.

-Desde niño las tuve. Con los años se han ido haciendo mayores y más frecuentes. No sé cómo definirlas. Yo podría decir que siempre estoy sintiendo nostalgia de algo, no sé de qué. De algo.

Ya ha avanzado hasta los primeros lugares de la primera fila en el teatro chileno. Su personaje Javier Eguiguren y otros de la TV andan siempre muertos de la risa o haciendo reír, aunque a él le gustaría interpretar a un tipo callado y melancólico.

-No me costaría nada. Pero parece que tengo nariz de payaso y me dan siempre papeles cómicos. Resulta trágicamente divertida la contradicción entre lo que soy y lo que a menudo debo proyectar como imagen.

Con Claudia Celedón -su pareja- mantiene una relación que ambos aspiran sea sin sofocamientos, sin mentalidad de chicle dos-en-uno. Quieren conservar su identidad, su libertad para ser y hacer, dentro de una relación de amor y respeto.

Con la misma libertad, Cristián García-Huidobro dio respuesta a nuestro interrogatorio sobre lo humano y lo divino. Y también hablamos de eso que queda a mitad de camino: la muerte. Empezamos con este tema denso; y así se comportó el interrogado.

Posición suya frente al suicidio

-Hay ciertos días en estos últimos tiempos que ese tema ya no me resulta tan extraño.

¿Cuál es su estado de ánimo respecto de Chile?

-De dolor y decepción.

Idealmente, ¿en qué tarea o cargo se sentiría empleando a fondo sus capacidades, satisfaciendo sus ideales y colmado de entusiasmo?

-Dirigiendo un teatro subvencionado, sin censura, sin listas negras y sin oscuros burócratas opinando sobre materias artísticas.

¿Hay algo que usted hizo que aún le tenga el alma indigestada?

-La mayoría de mis actos. Pero al mandarme un diazepán la indigestión desaparece.

Cuando se halla deprimido, ¿Qué recuerdo le ayuda a sonreír?

-¡Uf! Soy tan depresivo.

De acuerdo con su experiencia, ¿existe algún placer físico igualado al que ofrece la sexualidad?

-Una siesta que fluya natural, sin ruido y sin horarios.

¿Cuándo lo domina un impulso irresistible de apagar la TV?

-Cuando vienen las noticias.

¿Quién es el chileno más divertido según usted?

-Mis amigos Coco Legrand, Mario Kreutzberger, Nicanor Parra.

¿Con qué cosa cotidiana simbolizaría la tontera?

-¿Cómo estás tú? Bien, ¿y tú? Muy bien… Bueno, viejito, nos vemos. Sí, nos vemos.

¿Cuál es el defecto suyo que le produce mayor torrente de gozo?

-Mi acidez para reírme de algunas tonteras humanas.

¿Qué siente cuando piensa en la muerte?

-¡Espera un poco, huachita!

¿Cuál es a su juicio el colmo de la idiotez?

-El tomarse muy en serio.

De lo dicho contra usted, ¿qué le ha hecho gracia?

-Esquizofrénico, desequilibrado y varios epítetos más, pero en

especial el personaje autor de ellos.

¿Qué rasgo físico suyo le incomodaba en su niñez?

-Ser gordo y cabezón

¿Qué experimenta cuando lo elogian con sinceridad?

-Me alegro, pero me hago el leso.

¿De qué fobia o temor infantil aun no logra liberarse?

-Del castigo físico. Lo detesto. Y del Internado.

¿Cuál de todas las viejas prácticas políticas chilenas usted eliminaría para siempre?

-El cuoteo, las cúpulas y la absoluta falta de perspectiva histórica.

¿Qué libro te gustaría escribir si Ud. tuviera todos los talentos?

-La triste y lamentable historia de mi generación.

¿Cuál es para usted la perfecta felicidad terrenal?

-Un poquito de paz interna y externa, sin ningún moscardón zumbando por la pieza.

¿Cuál es el lugar que mejor define a Chile?

-San Patricio, entre Vilcún y Cherquenco. Vale decir, Temuco a la cordillera.

¿Cuál es la reforma a la que más aspira?

-Cambiarle el color gris a Chile. Empecemos por ahí

¿Qué comportamiento de la sociedad le resulta incomprensible?

-El convertirse fácilmente en rebaño de ovejas.

¿Cuál es el beso que más le gusta dar? Conteste con prudencia.

-Ese que sale de adentro y la cara se acerca despacito.

¿Prefiere a las mujeres muy livianas o a las pesadas?

-Me gustan las pesadas, pero con el corazón livianito.

¿Qué virtud suya intentaría que se le reconociera póstumamente como acto de justicia?

-Que era lindo de alma.

De muchacho habrá luchado y discutido por ideas e ideales que luego ha juzgado equivocados. ¿Recuerda alguno?

-Que con paz y amor se iban a arreglar todos los problemas del mundo.

¿Qué cosas junta en su vadinoteca?

-Fotos de actuaciones

Como buen conocedor, ¿qué cualidad le agregaría a la mujer chilena?

-Una dosis menor de dependencia.

¿Cuál es la coquetería masculina que usted acepta o practica?

-Todas y cada una (pero, por favor, con un poquito de encanto).

¿Qué posición suya en materias morales o profesionales es mal comprendida por sus colegas?

-El andar en otro mundo. Soy Géminis.

¿Cuáles son las profesiones o actividades más distantes de su vocación?

-Ingeniero, economista, funcionario público o empleado particular.

¿Qué situación vivida por otras personas le produce siempre una envidia bajo control?

-Los viajes y todas sus inesperadas aventuras.

¿Rasgo de carácter que le ha hecho mayor daño?

-Mi irritabilidad

Un insensato dijo que es fácil desvestir a una mujer; lo difícil es vestirla ¿Qué le respondería usted?

-Que es un inmoral, pero que tiene toda la razón.

¿Qué actitud femenina lo saca de quicio?

-Las horas perdidas en el espejo y las capas de estuco sobre la cara.

¿Qué siente frente a la homosexualidad?

-Una cierta dosis de respeto.

¿Se ha sorprendido así mismo siendo majadero o insistente en algún tema? ¿Cuál?

-¡Muchas veces! Sobre la historia y desarrollo de mi generación, la del Setenta.

¿Cuáles son los defectos más notorios que advierte en la clase más alta de Chile?

-La incultura y la falta de humanidad.

¿De qué conductas suyas (o rasgos de carácter) se quejaban sus padres cuando usted era niño o adolescente?

-De mi mal genio, desorden y de no contar nada cuando tenía problemas.