Ranco
El lago de las ligas mayores
Entre el Barnum Circus y el Circo Tony Caluga oscilan los sueños de los veraneantes de este lago, dependiendo si se instalan en el sector Norte o el Sur. Unos y otros pueden pasarlo bien. Neruda, en cambio, tuvo que caminar disfrazado por aquí, entre mapuches. El área tiene la mayor aglomeración de empresarios y políticos, quienes producen admiración o curiosidad. Expresidente Piñera es en su Bahía Coique el Marlon Brando de Tetiaroa.
Texto y fotos de Luis Alberto Ganderats, desde Región de los RíosNo sé bien qué ando buscando en el lago Ranco. He vuelto el año pasado y nuevamente ahora sin saber muy bien la razón. Parece que en estos tiempos tumultuosos, la armonía, el silencio y la paz son más potentes que las drogas para producir adicción. En un ayer ya lejano pasé dos días en una de sus islas, Colcuma buscando ciervos entre arrayanes, ulmos y peumos. Quería verlos, fotografiarlos; y secretamente, probar su carne en la acogedora mesa de los Grob, dueños de esta isla y controladores de Colún.
En un ayer aún más lejano, anduve sin rumbo por las orillas del lago para mirar con mis ojos las mismas aguas y los mismos bosques que acompañaron a mi padre hace más de un siglo, en muchos veraneos de su niñez. Por entonces, el abuelo que lo criara, primer notario y conservador de La Unión, tenía a orillas del Ranco unas tierras (por razones que me he cuidado de no averiguar). Era el clásico fundo de veraneo, al uso de muchos agricultores de entonces. Las bautizó con su nombre, Pedro, pero con aureola: Fundo San Pedro. El nombre existe hasta hoy, y se ha extendido a la pedregosa playa del predio, cerca del sector de Coique. Es uno de los pocos lugares del Ranco que no es conocido por su nombre aborigen. Se siguen llamando Curriñe, Llifén, Huishue o Rupemeica.
Escondites de Neruda
En este momento mis tentaciones por el lago tienen otro nombre. Acabo de ver la película Neruda, de Pablo Larraín, que recrea el furtivo viaje que en 1949 el poeta y desaforado senador debió hacer hasta Argentina, por el Paso de los Contrabandistas, huyendo de la entonces llamada “policía política”, de González Videla. Me interesa, desde luego, mirar lo que él vio durante su huida: el puerto Las Rosas de Futrono, la villa de Llifén, y el camino que lleva a los vecinos lagos Maihue y Huishue, que le sirvieran de escondite.
Estuvo cerca de dos meses oculto en la hacienda Hueinahue, a orillas del vecino lago Huishue (siempre en comuna Lago Ranco). Su propietario era amigo de González Videla. Pero antes que eso, un nerudiano insaciable, agitado lector de los versos de Canto General que el poeta escribiera en Hueinahue junto con aprender a cabalgar para continuar a Argentina.
Resulta fácil imaginar los angustiosos días que viviera ese hombrazo criado en ciudad, al vadear a caballo los ríos Curriñe, Blanco y Huenteleifú. El último sobreviviente de los tres arrieros que lo condujeron hasta la frontera, Juan Flores, contó que al atravesar el río Curriñé, “don Pablo se encogió de miedo”. Los caballos prácticamente flotaban en la corriente sangrando por las narices. Para ese arriero, el jinete titubeante no era el poeta. Era, supuestamente, “el ornitólogo Antonio Ruiz Legorreta…”.
Antes de continuar hasta la frontera, pasaron por los Baños de Chihuío, donde existe hoy un memorial que no recuerda a Neruda, sino a trabajadores forestales ejecutados en 1973. Después de reponedores baños y sueños, días más tarde, Neruda estaba en San Martín de los Andes, y dos semanas después, admirando la torre Eiffel.
Me cuentan que ahora se organizaría aquí una Ruta Neruda. A caballo para turistas todoterreno, y en vehículo para los más cortos de tiempo o de ánimo, por caminos de asfalto o ripio consolidado.
De este modo se juntarán cerca del Ranco dos puntas de la realidad chilena. Por un lado, la crème de la crème del empresariado santiaguino que gusta tener casa de descanso junto a un lago del Sur. Y por el otro, los nostálgicos de Neruda y del mundo ideal con el cual él soñó, cuyo final ya se conoce. Los primeros construyen sus residencias en el sector Norte del lago, en Futrono y Llifén, dos villas lacustres separadas por minutos de recorrido en auto. Los otros optan masivamente por el sector Sur, alrededor del pueblo de Lago Ranco. Ahí el turismo no tiene estrellas ni campo de golf, pero muchas hosterías, cabañas y otros hospedajes de precio más amable.
Chile en miniatura
Con humor, una revista de El Mercurio, (este nombre fue vetado por el director de la revista, por razones que desconozco) hace varios eneros, retrató estos distintos Rancos en un texto breve de título largo: “Guía Snob. Playas de Chile. Dime dónde veraneas y te diré quién eres”. El que firmaba era Liberty Valance, seudónimo de un agudo columnista anónimo. Escuchémoslo:
“Para el lago Ranco, la papa, como se dice o se decía, es la orilla Norponiente y, en general, la Norte, pero no la orilla Sur, que es más popular y variada. Especialmente en torno a Bahía Coique, cuya cancha de golf, departamentos y sitios en loteos hacen las delicias del ABC1 de Santiago, en sus intentos denodados por incorporarse a una dimensión soñada y anhelada. En los pasillos del supermercado de Futrono, paraíso de delicatessen, pastas raras y patés inimaginables, es fácil toparse con José Yuraszeck, la ministra Carolina Schmidt o los maravillosos hermanos Zalaquett. También con Gabriel Ruiz-Tagle y hasta con Juan Antonio Coloma, detrás de un carrito. Para muchas personas estos encuentros no significan nada; para otros, en cambio, significan todo. Es como veranear en las tres pistas del Circo Barnum. En la orilla sur, veranea el chileno medio, el habitante del montón, y el Circo del Tony Caluga”.
Cuando este columnista de El Mercurio escribe sobre ciertos veraneantes que aquí intentan incorporarse “a una dimensión soñada y anhelada”, nos recuerda un ya centenario cuento del antiguo director del mismo diario, Rafael Maluenda, que trata de una gallina en corral ajeno: La Pachacha (completo en Internet).
Ambos textos nos dicen que Ranco Norte y un gallinero pueden ser la miniatura de Chile. Pero no dicen que el lago Ranco global tiene un mérito que no vemos a cada rato: aquí hay espacio para que veraneen todos, y la belleza del entorno se reparte por partes iguales.
Aunque se cuida de no nombrarlo, el texto de Liberty Valance roza también al entonces presidente Sebastián Piñera, propietario del balneario de Bahía Coique, al lado de Futrono. Hoy, Piñera es en Coique como Marlon Brando en su isla de Tetiaroa: un personaje absolutamente protagónico. Muchos de sus amigos, colegas políticos y empresarios viven aquí pendientes de sus idas y venidas, en camioneta o helicóptero, en moto de agua o cuadrimoto. Tiene su amplia casa familiar muy cerca de Coique, en el sector La Puntilla.
Piñera no está solo. Tal vez aquí se produce la aglomeración más espesa de hombres de negocios y políticos de residencia veraniega. Eso le otorga a Ranco una categoría turística principal que atrae a los más exigentes y llama la atención de los curiosos.
Las ligas mayores
El ex presidente Sebastián Piñera vuelve a Ranco apenas tiene días de descanso. También cuando hace una reuniones política o recibe a una encumbrada visita extranjera. En este lugar hizo el diseño de su primer gabinete y se despidió del gobierno el 2014 invitando a 80 personas de su entorno, “preparando su regreso”, como escribió algún bien pensado.
Su virtual segunda casa en el Ranco es el centro turístico Bahía Coique. Se trata de un conjunto de edificios de tiempo compartido, diseño de Félix de Amesti, vagamente alemano-valdivianos, con cancha de golf, servicios hoteleros, camping y centro de reuniones. “Su” playa tiene 2 km de largo, dice un video promocional. Hace muchos años, una sociedad de Piñera le compró este conjunto a un afligido Manuel Cruzat, a quien considera y llama “maestro” hasta hoy. Fue Cruzat quien lo inició en los negocios durante sus años en jauja junto a su cuñado Fernando Larraín Peña, cuando llegaron a controlar un cinco por ciento del PIB nacional.
Piñera no es el único político que aprecia las bondades del lago Ranco. Una nota periodística de la primera semana de febrero de 2009 dice:
“Rivales en la arena política. Rivales en las encuestas. Adversarios durante décadas. Ricardo Lagos y Sebastián Piñera no son precisamente amigos, pero sí comparten un amor de verano: el lugar para pasar las vacaciones. Ambos estuvieron toda la semana pasada en el lago Ranco”.
Lagos no tiene casa en Ranco; pero suele visitarlo. Quien sí tiene casa –con todos sus hermanos—es el sociólogo Eugenio Tironi, director de Comunicaciones de Aylwin y jefe de Contenidos de la segunda campaña presidencial de Frei-Ruiz-Tagle.
Fundos del Ranco pertenecen a importantes empresarios, como Gonzalo Vial, (Súper Pollo), y a varios miembros del entorno de Manuel Ariztía (Pollos Ariztía), a cuya familia se sumó un hijo de Sebastián Piñera, casado con una nieta de Don Manuel, como le llaman en Ranco. Tiene propiedades también Jorge Marín Correa, antiguo director de la avícola Sopraval, director actual de CGE (la mayor empresa eléctrica de Chile), vicepresidente de Gasco, miembro del directorio del Grupo Security y de la Papelera (CMPC).
Gabriel Ruiz-Tagle, ex dueño de PISA, posee casa y administra un extraordinario parque en Ranco, el Futangue (del cual se habla en el texto principal). Otro visitante puntual es el ex Ministro de Vivienda y Bienes Nacionales Gonzalo Pérez Mackenna, actual jefe máximo de las AFP, amigo íntimo del ex presidente, tanto como otro habitué de Ranco, Andrés Navarro, que ha compartido con Piñera la propiedad de un helicóptero. Navarro es de los más exitosos emprendedores del lago. Preside desde hace 36 años una empresa que hoy tiene 10.000 empleados en 10 países latinoamericanos: SONDA. Además, es presidente del directorio de Clínica Las Condes y de SalfaCorp, y miembro del consejo directivo de la Universidad San Sebastián.
Rodrigo Hinzpeter, que fuera generalísimo de la campaña presidencial del ex mandatario, y luego su ministro, viaja a menudo al lago y lo visita. A veces transita por la casa del empresario Ricardo Bachelet Artigues, también socio de Piñera, primo lejano de la Presidenta, de distinta sensibilidad política, quien tiene casa en un condominio al lado de Futrono.
Otro empresario que aparece a menudo es un activo miembro de las dos Bolsas de Comercio de Santiago, y del Centro de Estudios Públicos, Leonidas Montes, experto en Adam Smith, estudioso de Milton Friedmann, amigo y férreo defensor de Eliodoro Matte. Sus padres –reconocidos como pioneros de La Dehesa-, tienen casa aquí.
Por último, los dos vecinos inmediatos de Sebastián Piñera en La Puntilla están muy ligados a sus afectos. Uno es Eugenio Tagle, propietario de la empresa láctea Quillayes, y el otro, dueño de la mayor compañía chilena de riego, Ricardo Ariztía, hijo de Don Manuel, y tío de Carmen Ariztía, esposa del mayor de los Piñera Morel.
Subiendo escalones
Por estos días, sin embargo, no son los cracks del negocio o la política los que hacen noticia en Ranco. Es Huapi, la isla mayor del lago, propiedad de 350 mapuches. Después de habitarla por cuatro siglos, este año se acaba de poner en marcha el riego agrícola con aguas del lago, gracias a paneles solares, y se iniciaron los trabajos para instalar, por fin, una red eléctrica domiciliaria y otra de agua potable, que también servirá al cámping y a la escuela básica.
Los isleños de Huapi están de fiesta. No son los únicos. En tierra firme hay otros mapuches con motivos para celebrar: los de la península de Illahuapi. Lo hacen de la mano con los turistas que visitan la reducción para participar de sus fiestas, conocer los hábitos indígenas y hasta quedarse a alojar; también a probar sus comidas: asado patagónico de cordero, sopaipillas, piñones asados, catutos, mudai… Todos celebran que ahora sea más fácil llegar a Illahuapi desde cualquier lugar, porque al inicio del invierno 2016 se inauguró el puente Puerto Lapi, sobre el nacimiento del río Bueno, que une los sectores del lago pertenecientes a dos comunas diferentes: La Unión y Río Bueno. Antes en ese rincón de río sólo las comunicaba un precario balseadero. Por fin, el extenso entorno del lago ha quedado unido y totalmente pavimentado; la circunvalación por tierra, llena de atractivos, se abrevió en decenas de kilómetros.
Y por estos días se espera la inauguración del retrasado nuevo puente Río Bueno, que servirá a ambas comunas. Muchos podrán atravesarlo ahora en un servicio diario de modernísimos buses-cama Santiago-Ranco-Santiago, que dispuso un inversionista nacido en Bariloche, de madre chilena. Se trata de Empresas Rutas Verdes (o Bus Norte), que lleva 15 años en la zona sur y estrenó el servicio en junio.
Este verano, los visitantes encontrarán a Ranco instalado varios peldaños más arriba. En sus 124 kilómetros de perímetro, en sus doce islas y en su entorno inmediato dentro de la cuenca, el Ranco tiene todo lo que se necesita para vivir muchas semanas animadas y distintas.
Las gracias del Ranco
Futrono, la ciudad más entretenida del lago, tiene en calle Balmaceda todas las artesanías, comercios, cafés y picadas que se necesitan para pasar mejores días. Tranquilos.
Quienes prefieran la incertidumbre, el descubrimiento y los deportes animados, descubrirán cien caminos para recorrer en Ranco. Veamos.
La cuenca ofrece lugares excepcionales de pesca con mosca, especialmente el río Calcurrupe, que nace en el lago Maihue y avanza más de 15 kilómetros hasta morir en el Ranco. Hemos visto que su cauce está atravesado en forma aérea por cables de un canopy del fundo-hostería Chollinco. Abundan truchas, puyes y ninfas. Los pescadores más entusiastas navegan esa distancia en bote común o bote de deriva, plano, un drift boat, que permite sortear mejor los rápidos. Prefieren hacerlo en las últimas horas de la tarde, de mejor pesca. En la desembocadura del Calcurrupe en el Ranco se produce una verdadera pecera, paraíso para un pescador en belly boat, bote individual inflable. En el resto del lago (pesca de arrastre y con mosca) conviene hacerlo en lancha o bote, con guía que conozca los mejores lugares de pesca. Abundan puyes, carmetitas, percatruchas, peladillas, pejerreyes de río, y varias truchas introducidas: arcoiris, del arroyo, café y europea. Lo mismo ocurre en el río Caunahue –entre Llifén y Futrono–, en cuyo valle encontramos muchas expresiones auténticas de la vida campesina mapuche.
Parque Futangue
Aunque la flora de esta reserva privada es milenaria y en buena parte virgen, el parque de acceso público es muy nuevo y exclusivo. Su hotel-lodge anuncia inauguración este verano. Será el más refinado del lago. El parque parece lugar excepcional para recorrer la selva valdiviana, con opciones de pesca con mosca y una gran red de senderos. Está situado en el sencillo sector Sur, a 42 km de Futrono, pero tal vez esté destinado principalmente a turistas de habla inglesa, pues a los visitantes se les ofrece horseback riding, glamping, mountain bike, fly-fishing, horseback riding, glamping & kayaking. Para visitarlo –en temporada baja– es necesario anunciar previamente el día y hora de llegada. Se paga una entrada de 10 mil pesos por persona. A la cabeza está Gabriel Ruiz-Tagle, ex Ministro de Deportes, ex propietario de la papelera Pisa y el amigo más cercano que Sebastián Piñera tiene aquí. Fue presidente de Blanco y Negro, aunque vendió sus acciones a un consuegro del ex mandatario, Hernán Levy, quien también llegó a ser presidente de Colo-Colo.
De Llifen a Lago Ranco
Las más admirables puestas de sol se pueden disfrutar y fotografiar en la villa de Llifén, importante centro de pesca con mosca. Y en los 47 km que unen a Llifén con el pueblo de Lago Ranco, hay actividades para muchos días. Después de cruzar el Calcurrupe, (km 4), al subir una cuesta se obtiene una hermosa vista del río, lugar principal de pesca en la zona. En el km 14 es posible observar el hermoso y voluminoso salto del Nilahue, desde un puente sobre el río, y lo podemos admirar desde abajo pasando por un cámping que cobra algo por el acceso. Es sitio peligroso para los kayakistas desenfrenados. En el kilómetro siguiente se encuentra el camino que lleva a la enorme península de Illahuapi, habitada principalmente por colonos mapuches, que durante el verano ofrecen comidas tradicionales de la zona, trillas a yegua, rituales, fiestas religiosas y alojamiento en tres cámpings. En el km 21 aparece la aldea de Riñinahue, inicio de un camino al Valle Volcánico, donde se puede advertir el dramático y caprichoso trabajo de la lava y el fuego en distintos años y por distintos volcanes. La erupción del Caulle en 2011 produjo una pluma de cenizas que dio la vuelta al mundo.
Otra opción es avanzar dos kilómetros más hasta el puente del río Riñinahue, donde sale un breve camino al lago, que se prolonga por uno de los lugares más bellos del Ranco, entre cerros. Si regresamos al camino pavimentado, en el km 34 se encuentra playa Pitreño, lugar de embarque de los colonos que viajan a la mencionada península mapuche. Poco después se pasa por Ilihue, cuyas suaves lomas bajan hasta el lago, desde donde se puede observar bien la isla Colcuma, de los Grob, que tiene coto de caza de ciervos desde 1930. A lo lejos se asoma la isla Illeifa, antigua propiedad de los Edwards del Río. En la orilla, donde ponemos los ojos vemos casas de veraneantes. Ya estamos a 9 km de Lago Ranco, la ciudad turística más importante del sector Sur, cuya larga playa corre paralela a la calle Viña del Mar. Veinte kilómetros adelante se encuentra el puente que este año reemplazó el balseo de puerto Lapi. Y Futrono, la ciudad más importante del lado Norte, está a 64 km, un camino donde lo que mandan son las playas de arena fina o gruesa, algunas con cámpings, donde Bahía Coique es la estrella que más brilla.