Caminando entre moros y cristianos
Nacemos enamorados de España. Los chilenos hacen nata en Madrid, su destino preferido para vivir en Europa. Por estos días, la tentación mayor de los viajeros se ha alejado unos 240 km, hasta la ciudad de Burgos, en Castilla y León. Por Burgos pasan, desde hace siglos, algunos que hacen el Camino de Santiago. Ahora, sin embargo, se forman multitudes en otra ruta: el Camino del Cid. Es uno de los grandes itinerarios turístico-culturales del mundo, porque el 2007 se celebran los 800 años de la primera versión conocida de la obra maestra inaugural de la literatura española. Ella recrea la historia de ese campeador nacido a 10 km de Burgos, en el pueblo de Vivar del Cid. Ahí parte el nuevo Camino turístico de 300 km, que va por rutas de Burgos y Soria.
Nos guste o no la literatura épica y la historia incrustada de leyendas, este caminar debería entusiasmarnos: es un viaje hacia el pasado de nosotros mismos. De aquí salieron los constructores del Chile mestizo. Pero es más que un interesante viaje entre Burgos y Medinaceli. Son varios recorridos que hacemos de una sola vez. Primero, quizás, es una emocionante inmersión en la España medieval de los moros, y por los tiempos en que ella empieza a recuperar su alma cristiana -a veces cometiendo horrores-, que significó, finalmente, la huida de 3 millones de musulmanes españoles a Túnez y Marruecos, llevándose sus secretos de artistas, artesanos y jardineros.
Viajamos también al corazón de un libro que inauguró la gran literatura en castellano, la lengua con que aprendimos a amar, a maldecir, y el bien decir que hermanaría a Neruda con García Lorca. Iremos por los caminos junto a don Rodrigo, el Señor, el sid, como le nombraron los árabes. Iremos sabiendo de su lucha contra los moros de España, y nos extrañaremos a ratos por su alianza con los mismos moros cada vez que -por quítame allá esas pajas-se enemistaba con el rey cristiano. Por eso, también será un viaje a las contradicciones humanas. www.caminodelcid.org Al partir, en un viejo molino de Vivar probaremos la comida castellana de Castilla-La Mancha, de donde llegó una multitud al Chile colonial, cuyos hijos hoy suman millones (foto de Sigüenza, lejos de todas las costas)). En el Camino nos recibirán calles angostas imitadas del Atlas marroquí; gente combatiendo y celebrando al estilo del Cid; la medieval Covarrubias; el monasterio Domingo de Silos. También ciudades romanas y primitivos murales, algunos hoy en el Metropolitan de Nueva York. Disfrutaremos obras maestras del gótico puro; muchas joyas de la arquitectura mozárabe. Lejanos parientes nos mostrarán el camino: algunos con una media sonrisa, porque aún se adivina al moro.